martes, 22 de enero de 2008

Ángel sin vocación

Tareces a un ángel sin su don,
y también un demonio sin tridente
que toma decisiones con la mente
guardando en el desván al corazón.

Tu tienes a tus fieras amaestradas
con ganas de cruzar la línea roja
y mandar a paseo tu congoja
cediendo ante la carne a dentelladas.

Dile al ángel que a veces se te antoja
darle algo de carnaza a tus hormonas
y verás que ya nadie se sonroja.

Dile al ángel que olvide las neuronas
y regálate una buena noche loca
pues ya verás que así, no te traicionas.

Elogio a la soledad


Me gustas, soledad. Si eres deseada
puedes ser mi mejor acompañante.
Pero odio tu silencio amenazante
cuando muestras la cara de tu nada.

Me gustas por tu anónimo mutismo,
hermano de mi zona más oscura.
Yo te odio pues llevaste a la locura
a mi yo y a tu nada en un abismo.

Yo te odio por opaca y pendenciera
madrina y meretriz del buen suicida
y hermana de la parca carroñera.

Me gustas, soledad, tú eres la vida.
Me gustas, soledad… ¡puta embustera!
Yo te doy mi macabra bienvenida.