No hay mujeres feas ni mujeres viejas. Solo hay mujeres pobres. Miguel Estrada Camblor. Aprendiz de pensador ontemporáneo.
Señora, yo hace tiempo que la veo.
Me tiene ya agobiado su presencia
perdiéndome en mi propio devaneo
con pérdida de toda mi coherencia.
Señora, yo soy fan de su elegancia,
del dibujo sutil de su sonrisa.
Señora, usted altera mi impedancia
si paso por los sitios que usted pisa.
Y perdone si soy irreverente
dejé que mi insolencia me traicione,
comprendo que estoy siendo un imprudente.
Con todos mis respetos, y perdone
si hoy no tengo clase suficiente,
entiéndalo, ¡señora usted me pone!