martes, 31 de agosto de 2010

Entre robles y castaños

El otoño entró por la ventana del bosque.
Lo escuché suspirar ocres
mientras cubrió las hojas con un paño
de otoño adolescente,
los Ocres y los Pardos gritaron
desde el suelo
y pude ver al roble
almacenar cien tonos de verde
para otro año.

La paz de la sombra que el sol reclamaba para sí
se tendió lenta sobre mi cuerpo
ya anaranjado.
Y murió el día,
la sombra inundó todo;
el musgo, ese ermitaño
hizo que sonría su humedad.
Me dejé ahogar
en un sueño color ocre;
entre robles
y castaños...

dejando entrar a un otoño
muy temprano.

lunes, 30 de agosto de 2010

La melodía de la derrota

No creo que el mal sea invencible.
No creo que la utopía
sea solo un par de versos;
solo sé que un mundo mejor
(sin arrecifes filosos)
no depende de mis aciertos.
Y lo único invencible
es la convicción
(ya firme)
de saberme derrotado
por manadas de raposos
vestidos de cisnes.

La injusticia se le pega
al perro solitario.
No mira,
pero está ahí. Al acecho.

Siempre.

Y es que la injusticia
(la que a mi me ofende)
no es nada más que la justicia del otro.
Del raposo
a quien favorece;
no existe el bien ni el mal.
Solo triunfadores
y derrotados.
Solo el oro
o las heces.

Hay marchas e himnos
para triunfadores
y hay...
en algunas melodías
escondidas entre las notas
consuelo
para derrotados
conscientes, eso si,
de su derrota.

sábado, 14 de agosto de 2010

La cama sin su pelo

Se vuelve áspera.
Como si dejara de ser
ese espacio onírico amigo,
ese remolino de sueños,
ese voyeur de caricias.
Como si se quejara por la falta
de tu esencia simple, austera.
Grita por tu ausencia
y la almohada
(esa traidora)
me grita al oído.

Es una isla desierta habitada
por un loco solitario
que no reconoce las sábanas
huérfanas de su piel.
Es tan grande…
tan desagradecida,
tan hostil…

A veces, en mi delirio
llevo mi brazo al fantasma de su cintura,
y me encuentro con la nada
con forma de mujer.
Cierro los ojos
y me duermo, pensando
en su pelo lacio.

Y soy tan tonto, que vivo ese sueño
en su espacio.

viernes, 6 de agosto de 2010

Buenos Aires: Esto, es para vos...

Cualquier parecido con una canción de Sabina, no es mera casualidad. Siempre tuve envidia sobre como le escribió a Madrid...

Donde el mar se viste de gris pardo
allí donde se inventó
la inmigración
allí donde un domingo es un asado
me he dejado medio
corazón.

Donde el tango no es moda pasajera
donde el amigo viste
de perdón,
allí donde están rotas las veredas
me he dejado medio
corazón.

Los niños son un guardapolvo blanco
y el psiquiatra nos da siempre
la razón,
donde viven la pizza y los helados
me he dejado medio
corazón.


Allí donde los goles, los hace Dios
allí donde vibró
Eva Perón,
allí donde Gardel selló su voz
me he dejado medio
corazón.


Hay unos piqueteros en la calle
y libros bajo luces
de neón
donde el cielo vive tras los cables
me he dejado medio
corazón.

Allí donde tu ritmo me hizo daño
allí donde aún reza un dictador
allí perdono todos los pecados
Buenos Aires, esto
es para vos.


Si alguna vez la parca me recluta
ya no podré llevar mi corazón.
No me quiero morir con amargura
la mitad de las cenizas
para vos…

domingo, 1 de agosto de 2010

El crepúsculo según mis vísceras


Me duele en la noche
cuando no hay estrellas.
Se me cayó el sol un día
y al atardecer
anochecí sin remedio.

En mi oscuridad, a veces
Sonrío pensando que
en pocas horas,
(quizás) amaneceré
y seré vida.

Deletrandote

Tiemblo, vacío,
ante la hoja en blanco.
Intento deletrearte, reconstruirte.
pero no hay letras
a la altura de tus manos.

Pido perdón a la poesía.

¡ Maldita poesía!
que no me da la llave
de tu mirada.
¡ Maldita poesía!
incapa de encontrar la luna
que vive (yo lo sé)
entre tus pechos.
¡Maldita poesía!
incapaz de contar la humedad tibia,
mojito de ron
de tu ser felino.

Se cae tu retrato de mis ecos.
Se cae la pluma de mi mano,
y se escurre la sangre entre mis dedos
¡ Maldita poesía!
Mis manos, penitentes,
sangrantes, se llenan de piedras.
Piedras del camino.

Ese.
El que solo estuvo
dentro de mi mente.

Trenes de cercanías




Se evapora la tarde, se
ilumina el café
con soles de juguete.
Ojos intensos que miran
(tren de cercanías).
Labios rosados remontan un
barrilete, de humo tanguero, que desafía.
Las miradas se cruzan
firmes, y serias. ¡Que tontería!.

Cruce de andenes,
Invasión de mesa
Miradas profundas
charlas idiotas,
mentes obsesas.
Tren de cercanías
gestos que inundan caras ansiosas,


Misión cumplida.
Hostal de una estrella
choque de trenes.
Almas ajenas,
propios fluidos,
dos agonías.
Amalgama de pieles
el vacío llena
la muerte linda...

Y entre gritos ahogados por la revancha inútil, dos cuerpos se toman prestados para saber que están vivos muriendo un poco, muriendo una muerte de juguete y asociando carnes, homenajeando a Eros y bajo la atenta mirada de los Dioses del Silencio que no juzgan, solo aprenden que es lo que hicieron mal. El destino se esconde y no da la cara, pues sabe que tiene un trabajo que no le gusta.

Ha sido un gusto hacer el amor
contigo.
No...el gusto ha sido mío...

Vuelta a casa.

(capicúa)
Telediario, lonchas de jamón.
Queso manchego.
Indiferencia. Llámale hastío.
Se evapora la noche.

Los restos de Osiris

Y así fue como advertí
que se puede vencer al olvido,
al silencio.

¡Salud, Osiris!
De los hombres vencidos por el tiempo
solo quedan
(del otro lado del arco iris)
algunos versos,
algunos cuentos,
el amor entregado
y el que no se pudo dar
(a tiempo)

¡Gracias, Isis!
de los cuerpos descuartizados
quedan versos,
quedan cuentos.

todo lo demás,
no cuenta.