miércoles, 15 de julio de 2015

En busca de Itaca


Mi reflexión de hoy:
Navegación en la duda.



Me percibo como un navegante en medio de un océano de dudas. Orgulloso de mis dudas sigo buscando una costa a la altura de ellas. Durante mi personal Odisea sigo sin encontrar Itaca. Sin embargo, he de decir que ya sé de manera muy clara cuales son aquellas costas que pisé y exploré, comprobando definitivamente que nada se puede encontrar en ellas.

domingo, 12 de julio de 2015

Por lo menos, que vuelva el fútbol...


Vivimos con una ausencia de empatía, con una exagerada economía de reflexión y con una incapacidad absoluta para conectar con nuestro YO interior. Todo esto hace que no seamos más lúcidos que mi gato Legui para comprender que es lo que sucede fuera de la "Matrix" que se ha construido para nuestro "cultivo" como granja humana. Mi gato Legui se asoma con curiosidad al balcón de mi terraza mirando absorto el paso de los coches y la gente desde el cuarto piso, de la misma forma en que nosotros miramos el firmamento en una loche estrellada. No hay diferencia.
Llevo más de seis años en una obsesiva necesidad de comprender, de ampliar mis paradigmas mentales, y como resultado de esto me encuentro cada día, más alejado de los patrones que provocarían que sea un hombre integrado socialmente dentro del rebaño. He postergado a la poesía y la pintura a cambio de llegar a un horizonte de conocimiento mucho mayor. Por supuesto, los límites del conocimiento terminan expandiéndose, pero cada vez que miro para atrás me encuentro más alejado de todo aquello que durante muchos años de mi vida consideraba sólido e incuestionable.
Y lo peor de todo, es que no puedo compartir con casi nadie ni siquiera el diez por ciento de lo que hoy sé, con lo cual la naturaleza social de nuestra especie se siente degradada desde mi percepción como persona dentro de un colectivo..
En medio de semejante soledad existencial, como es lógico, me encuentro a diario con personas que se preocupan por cosas realmente insignificantes. Y no me sucede que mire a esas personas "por encima de mi hombro" considerándome algo así como "un ser superior". Por el contrario, debido a que una gran parte de mi evolución incluye un enorme caudal de espiritualidad, soy capaz de sentir auténtica compasión y amor hacia aquellos que tienen una visión de la existencia absolutamente limitada.
Acepto entonces, la soledad como el precio que pago para conocerme más, por ser consciente de mi necesidad de aprender en este paréntesis de nuestra existencia llamada "vida".
Pero hay algo que he conservado en común con mi tribu de humanos dirigidos. El fútbol.
Me gusta el fútbol. Y a pesar de que soy absolutamente consciente que es una de las más importantes herramientas de esta sociedad dirigida, acepto las reglas. Acepto las reglas consciente de que es la versión moderna del "pan y circo romano". Todo a cambio de sentirme, aunque sea parcialmente, dentro de una comunidad.
Estamos en julio y no hay futbol. Es la época de los grandes traspasos y fichajes y no puedo disfrutar del sublime espectáculo de los gladiadores del balón. En esta época, por tanto, me siento como "El Principito" habitando un pequeño planeta en absoluta soledad.
Dios mío...por favor, ¡que vuelva el fútbol!.