jueves, 12 de septiembre de 2019

Despistes, afectos, carencias, vascos y la madre que me parió



José Luis (Joe) y un servidor (Mono) destrozando cervezas
Conocí a José Luis Guillerna en el Foro de Poesía Monosílabo que fundé hace ya muchos años. La dinámica de gestionar un foro (sea cual sea la temática) es muy difícil, pues la heterodoxa “población” de un sitio como este lleva consigo la administración de algo parecido a la justicia dentro de algo tan especialmente complejo como lo es la expresión dentro de internet. Pasados algunos años tomé conciencia que además de ser buen poeta, José Luis (Joe en el foro) era un hombre centrado y bastante más maduro que yo en lo que podría llamar “administración de Egos”. No me costó mucho convencerlo que sería un buen administrador del foro, y dejé en sus manos esta tarea que cumplió muy por encima de mis propias expectativas, desde entonces, hasta hace poco tiempo que certificamos la defunción del mismo.

 Mientras tanto, tuve el gusto de conocerlo personalmente, y ya en mi primer viaje a Vitoria, la persona que no era más que otro anónimo personaje dentro de un mundo virtual se me manifestó como un hombre cabal, con un sentido del humor exquisito, y una calidad humana fuera de la media de esta sociedad narcotizada. Mi mujer y yo tuvimos la suerte de tener varios encuentros con él y su adorable esposa Maricarmen. Como buen vasco es un puñetero sibarita que nos preparó un “bacalao al pil pil” en su casa en nuestro primer encuentro, además de llevarnos a uno de sus “templos” gastronómicos donde disfrutamos de excelentes platos seguidos de interminables tertulias.

La experiencia se repitió, y una vez tuve el gusto de recibirlos en Oviedo, los llevé a un restaurante de comida asturiana que, más por mis conocimientos (en mi caso, mis conocimientos gastronómicos son limitados, siendo la comida algo así como “combustible”) estaba avalado por personas de las que me fiaba. Y así tuvimos varios encuentros que disfruté (tanto yo como mi mujer Stella) y arriesgo a creer que también disfrutaron Maricarmen y José Luis. 

Joe con su encantadora Maricarmen

En el pasado mes de agosto, provechando que su hija (residente en Alemania) y familia alquilaron una casa rural en el occidente asturiano, nos creamos una nueva excusa para una comida en Oviedo. No me atrevo a decir que seamos amigos…sé que esa titulación se otorga con muchos años, pero personalmente yo lo percibí como tal, y mis sentimientos fueron son y serán con esa preciada distinción. Con entusiasmo Stella y yo intentamos planificar la visita, especialmente considerando mi punto flojo (el saber gastronómico académico). Ya lo habíamos llevado en otra visita al centro de Oviedo a degustar platos típicos de Asturias, y considerando que el día de (viernes 23 de agosto) hacía un inusual calor por estos lares tuve la idea de ir comer en un pueblo en un valle de las afueras (Las Caldas) donde hay un restaurante muy interesante (Casa Eleuterio) con un parque detrás con sombra suficiente para comer al aire libre … en fin…como dirían Les Luthiers. “un entorno bucólico”. 

 Antes de salir, tomamos un vino en el bar de la esquina y a la hora de subir al coche, José Luis hizo alardes de su magnífico GPS incorporado al coche, dispositivo al que yo me negué a poner en marcha invocando mi dignidad del conocimiento local…después de todo ese pueblo es uno de los preferidos por Stella y yo, y no está a más de 6 kilómetros de Oviedo. Así pues, comenzamos la breve travesía amenizada por una amena conversación. Quienes me conocen saben que como conductor soy tremendamente despistado (que no imprudente), pudiendo dar dos o tres veces vueltas a las rotondas hasta dar con la salida apropiada; en este caso, como copiloto y guía, mi despiste en medio de la charla también apareció y acabamos comiéndonos la salida y abordando la autovía a Grado. Intenté minimizar los daños y con un aire de suficiencia dije que no importaba, pues en Grado (a unos 12 kilómetros) recordaba un restaurante donde Stella y yo comimos muy bien hace unos dos años. Todo sea para: a) Disimular mi torpeza b) No empañar la excursión gastronómica Arribando a Grado, estacionamos en el parque céntrico y nos dirigimos con soltura hacia el restaurante de marras.
Creí reconocer el sitio, pero al entrar advertí que una de dos, o no era ese el restaurante, o ya no lo era más, pues solo ofrecían “platos combinados”. José Luis y Maricarmen no se merecían esa chapuza. Comenzó a pasearse por mi médula espinal un frío que contrastaba con el calor imperante. Imposté un aire de seguridad y seguí camino; pronto advertí que no tenía ni puñetera idea del restaurante de marras, no me acordaba donde coño estaba, pero intenté disimular (putos vascos!). Me acerqué a una terraza donde varios parroquianos tomaban su aperitivo procurando que José Luis no escuche…(a pesar de la confianza y afecto que nos unía, mi dignidad herida me hacía incapaz de reconocer que estaba perdido), y pregunté por un restaurante de confianza. Me enviaron a uno llamado Pepe El Bueno; con la cara ya desfigurada, arrastré a mis invitados a ese sitio y ya, perdido por perdido, me encomendé al Espíritu Santo para que esté a la altura. 

La ensalada inicial estaba normal. José Luis aseguró que sus costillas estaban muy buenas (miente!...pensaba yo….). Las parrochas con jamón que pedimos los demás no sé cómo las habrán disfrutado, pero para mí fue algo traumático, les encontraba un sabor acartonado, y no sé si era producto de mi imaginación, de mis delirios, de mi complejo de culpa por tanta improvisación o de mi ignorancia gastronómica.
Parrochas con jamón
Casi no disfruté de la comida. Para colmo de males, en un momento de descuido José Luis alegó ir al baño, y de una manera torticera, propia de un traidor, pagó la cuenta cuando se supone que invitaba yo. En mis delirios paranoicos, yo pensaba que era una forma de humillarme aún más, aunque luego volvía a la realidad tomando conciencia de que sería incapaz de intentar causar daño alguno…después de todo, José Luis es un ser de luz… entiendo que estas reflexiones pueden ser propias de una película de Woodie Allen. Pero es lo que hay. 
Finalizamos la jornada tomando cañas en una terraza de la Villa y ya más relajados disfrutando de la tertulia sobre lo humano y lo divino, fui olvidando (mentira!) la cadena de improvisaciones y despistes. Días después se me ocurrió mirar en internet la calificación en “tripadvisor” de este restaurante encontrado por casualidad. La calificación media era de 4,5 sobre 5.
Posiblemente, el sabor acartonado de las parrochas haya sido mi imaginación, mi complejo de inferioridad ante la fama de los puñeteros cocineros vascos quizás me llevó a todo este delirio...lo verdaderamente importante, es que disfruté nuevamente de su compañía.

Putos vascos!...

lunes, 7 de septiembre de 2015

Conversaciones con un roble

El día que hablé con un árbol
No abandoné del todo el placer de escribir. Hoy quiero plasmar un relato que parte de una hipótesis absurda: una charla con un árbol. Aceptaré con gusto los consejos de un buen psiquiatra, pero aquí está la criatura...


Ese día me estaba dejando llevar por algo parecido a la ira. Quizás también algo de desesperanza; y eso no encajaba con el plan de vida que practico desde hace seis años. El calor era agobiante aunque no sea habitual por estas latitudes, y obedeciendo a un instinto natural salí de mi casa en dirección del Parque del Oeste en busca de un sitio para “resetearme” y meditar.
Caminando con cierta incomodidad debido al desnivel de 25 grados del suelo, encontré un sitio que “sintonizó” conmigo. Era un roble que había crecido bifurcando su tronco en dos piezas robustas y que ofrecía una sobra apacible. El movimiento de las hojas parecía darme la bienvenida. Me ubiqué en el suelo apoyando la espalda en dirección a la parte alta del desnivel del suelo y puse mi mochila para reposar mi cabeza.

Una vez que la tranquilidad del árbol me arropó, comencé a sentir una brisa fresca y balsámica. Mi mirada exploraba la misteriosa belleza del árbol, y su expansión en infinidad de ramas y hojas, al mismo tiempo que me sorprendía el micro-cosmos formado por musgo, laboriosas hormigas, hojas secas y colores…muchos colores.
El movimiento de las hojas con la brisa parecía saludarme, y curiosamente, éstas aleteaban en distintas direcciones sin que las leyes de la física parecieran interferir en su danza, pues la brisa venía solo en una dirección; es como si ellas cogieran la brisa y la esparcieran caprichosa y alegremente…es como … (y ya empiezo a decir tonterías) como si se estuvieran comunicando conmigo.
Envuelto en esa curiosa sensación, “algo” en mi mente comenzó un dialogo, al que me presté intentando escudarme en que la locura temporal es solo un capricho del creador.

ROBLE: No estás loco y lo sabes.  Bienvenido…
MIGUEL: Bueno…juguemos a que no estoy loco…te veo bien, contento…
R: Si, es así…especialmente cuando me elegiste. Es curioso que cuando más calor hace, los hombres prefieren encerrarse en sus casas… así no podemos hacer nuestro trabajo…
M: ¿ Trabajo?...¿a que te refieres?
R: Todos los seres vivos tenemos una misión. Nosotros conocemos la nuestra, que está muy vinculada a la vida humana. ¿No te parece curioso que a pesar de la depredación del hombre hay tanta gente que nos defiende?... y te aseguro que no es solamente por la producción de oxígeno.
M: ¿Intentas decirme que el hecho que yo esté aquí ahora no es una casualidad?
R: No existen las casualidades. El impulso que tuviste para venir aquí no es una casualidad, has elegido venir y has elegido sentarte al mi lado entre muchos colegas que pueblan este parque.
M:  Bueno…reconozco que me sentí atraído por el movimiento de tus hojas.
R: No tengo cuerdas vocales…jajajaja! ¿de que otra manera puedo coquetear contigo?
M:  Voy a seguir el juego. ¿ Me notaste tenso?
R: Si, pero es ahí donde comienza mi trabajo. Mi energía está programada para la protección. Tanto tú como yo vivimos en vibraciones muy densas y nos necesitamos. Yo debo hacer mi parte…
M:  Estoy de acuerdo con eso de que vivimos en vibraciones densas, pero siendo así, ¿Cómo es posible que yo estoy hablando con un árbol?...se supone que somos criaturas con niveles de evolución diferentes.
R: Eso es cierto. Nosotros somos formas de vida más simples. No tenemos eso que el hombre llama “conciencia de existir” (lo que me parece una frase muy estúpida), pero el hombre tiene esa dichosa conciencia de si mismo y sin embargo es incapaz de resolver sus problemas sin ayuda de ansiolíticos, alcohol y otros inventos similares. El hombre tiene “conciencia de existir” pero no suele tener idea de para qué existe. Tú, por lo menos, hoy has elegido una vía natural. El hombre se sienta con los árboles desde hace miles de años; en muchas ocasiones hemos ayudado a resolver problemas históricos…recuerda a Newton y su manzano…por cierto…te estás por dormir…intenta no hacerlo, pues luego dirás que todo esto fue un sueño.
M: Todo lo que me estás diciendo tiene mucho sentido, pero me cuesta aceptar que un árbol maneje cierta información relacionada con la sabiduría…
R: La sabiduría no es patrimonio de nadie. Solo del creador. Entiendo que te parezca raro que un estúpido árbol hable de cosas trascendentales, pero si hay un ser en la creación que no está dotado de sabiduría, ese es el hombre.

El creador expande su sabiduría por todo el universo y depende de los seres vivos el poder conectar con ella. Nosotros, los árboles, pasamos muchísimo tiempo (días y a veces meses)  sin conectar con el hombre, pero no es culpa nuestra. Muchas veces los hombres recuperan su paz descansando con nosotros, pero rara vez van a vincular ese bienestar con lo que lo que nosotros les damos. Los hombres piensan que el “efecto terapéutico” que les producen los árboles se debe solo a la distancia que decidieron tomar de otros hombres al acercase a nosotros; en parte es cierto pues tienen la curiosa costumbre de sentirse tan intelectualmente completos que solo producen  corto circuitos entre egos heridos. Es raro encontrar un ser humano dispuesto a escuchar, dialogar y abrazar sin hacer preguntas. Nosotros estamos diseñados para dar frutos, sombra, paz…solo pedimos a necesitamos alguna lluvia y sol, pero si aparte de recibir lo que necesitamos para seguir vivos nos dan amor, nuestra capacidad de sanar se multiplica muchas veces. Pocos seres vivos metabolizan el amor como nosotros.
M: ¿De donde sacas toda esa información?...yo puedo cometer muchos errores, pero por lo menos tuve acceso a infinidad de libros y la experiencia humana de milenios.
R: ¿Libros?...¿experiencia humana?...déjame decirte que aunque los libros son una buena fuente de información, la experiencia humana es un bagaje informativo pavoroso. Todo lo que puedes aprender respecto de la experiencia de vivir está fuera de cualquiera que sea la doctrina del conocimiento que elijas. La verdad está siempre oculta al alcance del hombre, pero no hay que culpar a nadie, fueron los propios hombres en su necesidad de poder los que ocultaron el conocimiento.  Pero como puedes ver, es fácil si decides abandonar la vanidad de los conocimientos encorsetados y clasificados.
Pero respondiendo a tu pregunta, el verdadero conocimiento está en todas y cada una de las criaturas del universo. En cada partícula sub-atómica hay conocimiento.
M:  Estás sub-estimando al cerebro…
R:  El cerebro no es el portador de la información. Es una antena. La información de todo lo que es, lo que fue y lo que será, está en el éter…está en la conexión con el “todo”. El cerebro es un magnífico invento del creador, pero por más que los cirujanos corten neuronas y  las miren por el microscopio, jamás van a encontrar una idea. Y lo que es peor, jamás encontrarán una emoción.
M: ¿Te refieres a lo que Jung llamó el  inconsciente colectivo?


R:  Jung fue un ser humano maravilloso. Su búsqueda nunca será suficientemente reconocida por la ciencia. Jung encontró una pista que, de haberse profundizado hoy el mundo sería otro. Por el contrario, entronizaron al cocainómano Froid y sus obsesivas teorías basadas en su propia insatisfacción sexual.
¿Has oído hablar de los registros arkasicos?...pues bien, es lo que más se parece a la idea del conocimiento del todo.
M:  Pensaba que esas son cosas de los “magufos” y sus canalizaciones con extraterrestres
R:  Hay mucha contra-información en lo que puedes leer al respecto. El secreto es leer mucho para quedarte con las ideas que “resuenan” en tu corazón.
M:  Tenías razón…no sé si estoy dormido…
No lo estás. Hoy estás más despierto que ayer. Por cierto, ¿estás mejor?
M:  Si, pero en realidad no sé por qué
R:  Simplemente porque sintonizaste con tu mismo, con lo divino que hay en tu ser.
M: ¿Tu sabes la razón por la cual yo no me sentía bien hoy?
R:  Podría quedar muy bien diciéndote que si, que lo sabía; pero en realidad el que lo sabía eras tú mismo. La ira no te dejaba pensar con claridad, o…mejor dicho…sentir con altura.
M:  Alguna vez tuve alguna charla como esta. Pero fue invocando a mis “guías espirituales” durante una meditación profunda.
R:  El creador es tan sabio que puede manifestarse a través del espíritu hasta bajo la forma de un torpe árbol. No hay ninguna diferencia.
M:  Bueno…me voy a ir. Me gustaría saber cómo quieres que te llame a partir de ahora.
R:  Llámame “Roble”. Se acerca más al imaginario humano.

Y me fui lentamente. Al darme vuelta volví a ver las hojas agitarse. Pero, curiosamente,  no había brisa…


lunes, 3 de agosto de 2015

Autofelación filosófica: La estupidez de buscarle sentido a la vida.

Mi reflexión de hoy
¿Buscarle sentido a la vida?


Desde el principio de los tiempos el hombre ha buscado vanamente buscarle el sentido a la vida. Los "diseñadores del conocimiento" inventaron la religión, la filosofía, la psicología y decenas de herramientas más para que saciemos esa búsqueda con respuestas pre-hechas, y, de ese modo,  quitarnos de encima la responsabilidad de buscar por nuestros medios, de buscar dentro nuestro las respuestas.
Finalmente, gracias a esa ceguera adquirida por la falta de gimnasia mental y espiritual, nos hemos olvidado de que el sentido de la vida es el que le da el propio ser humano.
Parece que nos da pereza la responsabilidad de sabernos creadores.

miércoles, 15 de julio de 2015

En busca de Itaca


Mi reflexión de hoy:
Navegación en la duda.



Me percibo como un navegante en medio de un océano de dudas. Orgulloso de mis dudas sigo buscando una costa a la altura de ellas. Durante mi personal Odisea sigo sin encontrar Itaca. Sin embargo, he de decir que ya sé de manera muy clara cuales son aquellas costas que pisé y exploré, comprobando definitivamente que nada se puede encontrar en ellas.

domingo, 12 de julio de 2015

Por lo menos, que vuelva el fútbol...


Vivimos con una ausencia de empatía, con una exagerada economía de reflexión y con una incapacidad absoluta para conectar con nuestro YO interior. Todo esto hace que no seamos más lúcidos que mi gato Legui para comprender que es lo que sucede fuera de la "Matrix" que se ha construido para nuestro "cultivo" como granja humana. Mi gato Legui se asoma con curiosidad al balcón de mi terraza mirando absorto el paso de los coches y la gente desde el cuarto piso, de la misma forma en que nosotros miramos el firmamento en una loche estrellada. No hay diferencia.
Llevo más de seis años en una obsesiva necesidad de comprender, de ampliar mis paradigmas mentales, y como resultado de esto me encuentro cada día, más alejado de los patrones que provocarían que sea un hombre integrado socialmente dentro del rebaño. He postergado a la poesía y la pintura a cambio de llegar a un horizonte de conocimiento mucho mayor. Por supuesto, los límites del conocimiento terminan expandiéndose, pero cada vez que miro para atrás me encuentro más alejado de todo aquello que durante muchos años de mi vida consideraba sólido e incuestionable.
Y lo peor de todo, es que no puedo compartir con casi nadie ni siquiera el diez por ciento de lo que hoy sé, con lo cual la naturaleza social de nuestra especie se siente degradada desde mi percepción como persona dentro de un colectivo..
En medio de semejante soledad existencial, como es lógico, me encuentro a diario con personas que se preocupan por cosas realmente insignificantes. Y no me sucede que mire a esas personas "por encima de mi hombro" considerándome algo así como "un ser superior". Por el contrario, debido a que una gran parte de mi evolución incluye un enorme caudal de espiritualidad, soy capaz de sentir auténtica compasión y amor hacia aquellos que tienen una visión de la existencia absolutamente limitada.
Acepto entonces, la soledad como el precio que pago para conocerme más, por ser consciente de mi necesidad de aprender en este paréntesis de nuestra existencia llamada "vida".
Pero hay algo que he conservado en común con mi tribu de humanos dirigidos. El fútbol.
Me gusta el fútbol. Y a pesar de que soy absolutamente consciente que es una de las más importantes herramientas de esta sociedad dirigida, acepto las reglas. Acepto las reglas consciente de que es la versión moderna del "pan y circo romano". Todo a cambio de sentirme, aunque sea parcialmente, dentro de una comunidad.
Estamos en julio y no hay futbol. Es la época de los grandes traspasos y fichajes y no puedo disfrutar del sublime espectáculo de los gladiadores del balón. En esta época, por tanto, me siento como "El Principito" habitando un pequeño planeta en absoluta soledad.
Dios mío...por favor, ¡que vuelva el fútbol!.




domingo, 12 de agosto de 2012

El tipo




El tipo de la foto es real, yo le saqué la foto.  Camina siempre por la misma acera, ochenta metros para un lado y luego para el otro. Camina lentamente y fuma. Siempre fuma. Mientras camina mira hacia arriba en una actitud reflexiva. El tipo es raro (pensé la segunda o tercera vez que lo vi por el mismo sitio), y es que no puedo evitar fijarme en la gente por la calle imaginando su vida.
El tipo se sienta a veces en una mesa de la acera. No pide nada. Los dueños del bar lo dejan.
Supongo que pasa desapercibido permanentemente. Pero a mí, el tipo me intriga.
El tipo no aparenta tener más de cincuenta años, va siempre muy bien afeitado y vestido, aunque casi siempre con la misma ropa. Lo que más llama la atención es su andar lento y su actitud reflexiva mientras camina lentamente. Y fuma. Siempre fuma.
Luego de incontables veces de cruzarme con el tipo, mi frustración por no poder sacar ninguna conclusión de él me atormenta. Paso por esa calle a menudo, y el tipo, siempre, siempre está…
En su andar se nota cierto orgullo, característica que me encaja con su cabeza alta, como ignorando al mundo. Me encaja también que su presencia no es la de un buscavidas, ni mendigo, ni agente secreto. El tipo es limpio, el tipo es tranquilo. Y fuma. Siempre fuma.
Como eso de caminar debe cansar, el tipo se sienta de vez en cuando en un banco de la plaza, a cincuenta metros de su “zona peatonal”. Muchas veces pienso en parar para hablar con él y quitarme mis dudas. Pero… ¿Quién sabe quien es ese tipo?, quizás me llevo un disgusto, deduzco.
Luego de meses ya se lo del tipo.
Está sin trabajo hace dos años. Fue desahuciado por no poder pagar su casa. Por la noche va a dormir a un albergue para desposeídos, y come también, gracias a la beneficencia.
¿En que pensará el tipo?...
Quizás, esa cabeza alta es el único signo de identidad que lo acerque a la dignidad humana, y lo conserva. Quizás solo tiene para cigarrillos.
Por eso fuma. Siempre fuma…
La foto es de “el tipo”. Es real. Decidí sacarlo de espaldas para proteger lo poco que le queda de quien, seguramente, alguna vez fue, hasta que en Europa volvieron los nazis sin armas pero con calculadoras.

miércoles, 13 de junio de 2012

El síndrome de Taxi Driver



Ese día me levanté agitado y cansado. El insomnio había paseado por mi mente dejándola huérfana de ideas, había exterminado mis proyectos, mis ilusiones. La nada se había apoderado de mí dejándome una resaca de tribulaciones.
Ese día tuve la sensación de que mi mujer no me aceptaba. Que me despreciaba. Que le incomodaba mi presencia.
Los políticos aparecían en el periódico ese día como  maleantes de Harlem. Las famosas eran la representación actual de las prostitutas de la calle 177 y cualquier oficinista era según mi mente tristemente obsesiva, un idiota al que un negro le ponía los cuernos.
Ese día, un cliente que llegó a la oficina con su hija era la manifestación temporal de un proxeneta que explotaba a una niña de doce años, provocando que mi furia muda paralice mis intestinos.
Salí a la calle. Me quedé mirando el escaparate de una armería como si fuera un niño en una tienda de caramelos; había allí kits completos de limpieza para un país que acariciaba la ruina económica y moral. Y yo (pensaba) era el único que tendría la capacidad para exterminar toda la mierda que desafiaba las pupilas de la gente de bien.
Ese día regresé a casa y me piré en el espejo mientras escudriñaba mi cara. Simulaba hablarle a “uno de ellos”:
- You’re talking to me?...
Encendí el televisor con ganas de deslizarlo con el pie hasta que caiga y eche humo matando a todos los circuitos y quemando vivos a los tertulianos que llenaban de neologismos huecos el análisis de los políticos vacíos de ideas.
Eran las diez de la noche.
Esa noche llamó mi hijo desde Londres.
Presentí que se sentía solo y necesitado de una voz de aliento. Y yo, era el padre.
Esa noche me encontré nuevamente con mi rumbo. Por fin, mi vida tenía otra vez sentido.

sábado, 14 de enero de 2012

Las leyes del karma. Fe de erratas.

Etiopía, 12 de enero de 2041

Escribo desde una choza rodeado de mis dos mujeres y nueve hijos. Un turista belga vino a sacar fotos de la pobreza (como tantos que pasan muy de vez en cuando, por aquí). Accedí a su ordenador mientras él dormía para escribir esto y mandarlo al blog que tenía en mi vida anterior (cuando viví en España), a través del sistema de internet por estación lunar.

Creo que alguna ley del universo se rompió, pues tengo la suerte (o la desgracia) de recordar mi vida anterior. También conservo los conocimientos de entonces, por lo que me fue más duro adaptarme a este nuevo sistema de vida (si es que se le puede llamar vida a esto, claro). Mi mujer más joven, Tanisha me mira mientras tanto con expectación pues ayer tuve sexo con la otra (Aguanju) y espera con algo de celos el apareamiento. Mientras espera, acaricia a mi hijo Bintou que pronto morirá de malaria.
Si no recordara mi vida anterior quizás todo sería más llevadero. Aquí la gente acepta la muerte como algo cotidiano. Sé que no viviré más de cuarenta años y aunque ya me importa poco, me preocupa pensar en cual será mi próxima vida. Pues yo siempre había en la rencarnación en mi vida anterior, y mis esfuerzos por intentar mejorar como persona no tuvieron ningún premio. ¿Dónde estará entonces el sentido de la existencia?...
Todo comenzó con la crisis de España. Allá por el año 2008. Vinieron luego unos años de escasez que intenté sobrellevar dignamente. En 2012 comencé a hundirme en una depresión que debilitó mi sistema inmunológico y al poco tiempo mis órganos se fueron debilitando, mi circulación empeorando, y finalmente un lunes de mayo sentí un fuerte dolor en el pecho mientras iba perdiendo el conocimiento. Esperaba la famosa luz, esa que describen quienes tuvieron experiencias cercanas a la muerte… esa que se les aparecía junto con sus familiares muertos; aceptaba el fin con una sonrisa mientras mi vida se extinguía.
Pero no hubo luz blanca azulada. Ni túnel.

Sentí que caía en un pozo oscuro. Lleno de ratas y cucarachas. Los murciélagos volaban alrededor de mi cabeza y un olor nauseabundo penetraba por todo mi cadáver. Horrorosos quejidos parecían salir de mil vericuetos subterráneos y cientos de cadáveres putrefactos se amontonaban sin terminar nunca de descomponerse.
De vez en cuando se escuchaban risas, ruido de fiesta. Alguna vez me pareció escuchar partidas de póker y, a veces largos gemidos de placer en lo que parecían ser grandes orgías. Lógicamente, el sonido era muy débil y podía engañarme, pero venía de una lejana zona donde se veía algo de luz…una luz hermosa.
Pero mi entorno era la peor pesadilla que nadie pueda imaginar. Los cadáveres se movían de vez en cuando dejando ver las llagas en las carnes infectadas de gusanos e insectos. Una eterna agonía gobernaba en ese sitio. Mi cuerpo era un nido de dolor. Me salía pus por la nariz y mi mente, alma, o lo que sea, solo me proporcionaba miedo, desolación y angustia. Eso era todo lo que podía sentir en ese inmundo lugar. En ese plano no había noción del tiempo, pero me pareció una eternidad. De vez en cuando llegaba un nuevo cadáver que comenzaba la misma tortuosa y macabra realidad. No podíamos comunicarnos, solo ver y sentir el dolor propio y el ajeno.
Con el tiempo (si es que pudiéramos llamarle así) ese escenario se transformó en habitual, pero no por ello paraba el dolor de las carnes, de los huesos, y el sonido de las alimañas alimentándose de mi cadáver. Y lo que es peor, al haber trascendido a ese plano la propia empatía, el sufrimiento se multiplicaba al ver y sentir como los cientos de cuerpos putrefactos gemían en una eterna agonía. Lloraban sin lágrimas. Nos mirábamos con profunda compasión.
Un día vi una breve silueta que se hacía cada vez más grande. Era algo que salía de ese espacio lejano de luz casi divina.
Hasta que de pie, junto a mi, reconocí la figura de una persona delgada, con un bigote poblado, nariz aguileña, mirada fría y sonrisa imperceptible, casi irónica. Vestía un uniforme de general, con su correspondiente gorro. Se dirigió a mi con suficiencia, soberbia y desprecio. Me dijo imperativamente:
- Llegó la hora de volver a la tierra –
Cerré los ojos y mientras mi extraña existencia se desvanecía escuché al personaje del uniforme:
- Otro idiota con eso del karma…¡vamos...otro aprendizaje!….
Al poco tiempo me desperté llorando, encarnado en un negrito de un kilo y doscientos gramos, en brazos de mi nueva madre, Nombeko.

sábado, 7 de enero de 2012

Basura impresionista

¿Añoras conocer la oscuridad de mi alma?
ni con mil soles
ni con todos los dioses.
Ni yo mismo puedo verla,
solo sentirla y pintarla
con muchos colores ocre,
tierra de siena tostada.

¿Quieres hurgar en mis miserias?
te perderías entre la basura
de un laberinto de amor y de absurdos,
de impresionismo vital.
Nadie más que yo puede convivir
con ese vertedero
necesario
para no olvidar que soy
para el redil
insalubre y demencial,
siempre arrastrado por lodos ocres
en busca del color.
En busca de esa luz
que hay al final.
Al final de algo.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Este sitio está comenzando a nacer (sietemesino)


Protected by Copyscape Online Infringement Checker

Finalmente, aunque esta nueva casa virtual no esté totalmente actualizada, voy a hacer que nazca (sietemesina).

Bienvenidos.

En este desguace literario se pueden encontrar piezas que tienen la posibilidad de adaptarse al vehículo de tu imaginación, y en el peor de los casos, las tiras.




Micro relatos (en proceso)

La mesita de noche. (mayo de 2007)
El refugio de las letras perdidas (2010)

Cuentos (en proceso)
La última hora de Remigio. (Enero de 2006)
Capicúa (diciembre de 2005)

Pintura. Óleos. (en proceso de selección)

martes, 1 de noviembre de 2011

Confesiones en un club de parias

En un club de parias
lleno de perdedores
y de canallas
le pregunto a mis ojos porque son tristes.
Me contestan que el brillo
de ojos felices
se forja en un alma
sin cicatrices.

En un club de parias
lleno de perdedores
y de extraviados
le pregunto a mi boca porque se calla.
Me dice que las palabras
pierden perfume
cuando todos oyen
y nadie escucha.

En un club de parias
lleno de perdedores
y meretrices
le pregunto a mi alma sobre la muerte
me dice que es esa es la puerta
que siempre quise
porque será el triunfo
de lo más simple.

En un club de parias
siempre hay respuestas.
pues pues alli nunca esperas
plantar batalla.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los tiempos de Mefisto

Llegué tarde a conocer a ese Mefisto
llamado futuro
y también a entender la mentira que encierra
la palabra mañana,
y a comprender que para vivir el presente,
hace falta
demasiado tiempo.

Me abrazaré a unos segundos
de las horas de mis días
a mi amigo
el pensamiento.
Esos segundos serán para mí
aquello que otros le llaman tiempo.

Pero yo les llamaré ,
vida.

domingo, 12 de junio de 2011

Justicia


Insolente invasora de mis sueños
deja de rasgar mi memoria alienada
con tus uñas de nácar y tiempo,
llenas de tierra yerma.
Deja ya de reír con lágrimas
ya secas,
que aún mojan mi pecho
con gotas llenas de vacío.

Caricatura del presente
vestida de ayeres,
de brumas
que ya huelen
y canciones caducadas.

¡Fantasma imputrible!

Aléjate de mi noche.
No vaya a ser que me crea
que aún existes.





La policía española detuvo a Ali Babá y los 40 ladrones

Anonymus
La cúpula que nunca existió



"¿Querías matarme? Bajo esta capa no hay carne ni huesos que matar. Sólo hay una idea. Las ideas son a prueba de balas." ("V", en el capítulo 9).


Esa frase es una idea aproximada del ideario de “V de Vendetta”, un “justiciero” que combatía las injusticias en un comic británico de Alan Moore (guión) y David Lloyd (dibujo). La historia de ciencia ficción se desarrollaba luego de la III Guerra Mundial en una Inglaterra fascista. La hoy famosa careta hoy rescatada por “Anonymus” era entonces la de nuestro héroe (V).

También representa la cara de Guy Fawkes, un revolucionario católico ahorcado y despedazado por intentar volar el parlamento británico. En Inglaterra, cada 5 de noviembre (aniversario de la muerte de Fawkes) la gente sale a los parques y se encienden hogueras, se comen dulces, se bebe cerveza y se lucen esas caretas tan características que los de Anonymous han covertido ya en algo universal.

Pero para ciencia ficción nada como la España actual.

Anónimus es un movimiento de hackers que se comenzó a conocer cuando Wiki Leaks perdió apoyos financieros debido a las presiones de los grandes poderosos del mundo. Así pues, se organizaron ataques a todas las multinacionales que dejaron de patrocinar a la famosa web.
Últimamente, se vio la careta de “Anonymus” entre los acampados del 11M, y se dice que tenían preparados varios ataques a organizaciones representativas de ese poder que nadie eligió.

Traspasando la imaginación del comic de Moore y Lloyd, ayer la Policía Española salió en la primera plana de los periódicos asegurando que “habían desmantelado la cúpula de Anónimus”. Para ilustrar mejor la aseveración, un comisario lucía en sus manos una de las famosas caretas. La reacción no se dejó esperar. Al poco tiempo millones de “twitts” se mofaban de semejante afirmación. Y es que Anonymus no tiene cúpula, sus integrantes están en todos los países del mundo y en todas las ciudades de esos países.

En realidad habían detenido a un conocido jóven de Gijón que disponía de un servidor de Chat en su casa, y que formaba parte (entre otros miles) de ese conjunto de jóvenes que, con propósitos más o menos idealistas o delirantes, se ponían de acuerdo en la ejecución de esos ataques.

Resultado:

Desde estas detenciones, no se puede entrar a la web de la Policia Española, por las continuas demandas a la IP del servidor policial.

Y mientras tanto, les dejan la frase inicial:

"¿Querías matarme? Bajo esta capa no hay carne ni huesos que matar. Sólo hay una idea. Las ideas son a prueba de balas."

domingo, 27 de marzo de 2011

Delirios del presente















Sequemos esa lágrima
evitando que aparezca,
emborrachémonos de presente…
El pasado es un monstruo vencido
hundido en una galaxia de recuerdos que, hoy,
están caducados.
El futuro es una puta barata,
se construye con dinero,
se sustenta con cantos de sirena
y con miedo.
El pasado nos encadena
y está cerrado
castrado.
El futuro es el señuelo
del presente que no se logró
porque no tuvimos coraje.
La sonrisa es presente,
es vida de hoy
la vida de hoy es fuego amigo y carne,
el presente es la vida con riesgo
es coraje
es sexo y es sudor
es ahora, es hoy…
y está abierto.
Es Alfa y Omega
deseo y orgasmo.
Es la construcción de un futuro pasado
sin lágrimas que quieran salir
por esa puerta,
de ojos nunca más
mojados.

viernes, 11 de marzo de 2011

Carrefour y pedos

Breves ensayos de la vida cotidiana

No subvalore usted, lector, a este breve ensayo por un título ligeramente escatológico. Es más, un pedito es un gas con personalidad, un poco de éter con ADN, no es más que eso. No caigamos en la vulgaridad de criminalizar algo que es tan cotidiano como el saludo a la señora del segundo.

Me quiero referir en especial, a esos peditos que solemos tirarnos en las grandes superficies comerciales cuando pasamos por un pasillo vacío. A ese pedito amable que nos permite relajar un poco la tripa. Un pedo inocente al fin.Pongámonos en situación: Estamos caminando luego de varias vueltas por góndolas, probadores, ofertas y tentaciones. De pronto, está ése pasillo que esperábamos…ese pasillo por el que no pasa nadie. Aprovechamos entonces el ruido ambiente de la megafonía y nos permitimos soltar ese pedito apenas imperceptible por su ruido y menos aún por su olor debido al enorme tráfico de gente; nos quedamos a gusto…y además nos invade una sensación de triunfo por haber hecho algo políticamente incorrecto. Terminamos de recorrer ese pasillo como un general que ha conquistado una ciudad, y una sonrisa de satisfacción adorna nuestro semblante.

Pero (siempre hay un pero en el manzano decía mi profesora de lengua) no contábamos con una realidad fisiológica rotunda.
Luego de ese santo pedito, el esfínter anal ha sido alterado para dejar escapar a nuestro amigo. Pero le cuesta unos segundos al sagrado ojete volver a su estado inicial.

El resultado: Por el siguiente pasillo pasa una señora con cara seria (en estas circunstancias todas la tienen) y sin proponérselo, Don Culo nos regala un segundo pedito que sale sin ninguna autorización del dueño, con un ruidito inocente pero que no se le escapa a la señora de la cara seria.
Humillados, seguimos caminando con la sensación que la señora de la cara seria se quedó mirando para atrás, y y continuamos andando con cara de “aquí no ha pasado nada”, mientras se nos va la sensación de triunfo y nos transformamos en un ser deplorable, asqueroso, impresentable.
Quiero proponer a las grandes superficies comerciales, un corredor que una los pasillos con los servicios. Una especie de “milla verde” apropiada para peditos antes de llegar al excusado.
Seguramente aumentarían las ventas por respetar los detalles de los clientes pedorros.

martes, 15 de febrero de 2011

Llamando a la tierra

Poema dedicado al acechante futuro blanco y negro. Al personaje que decidí que nunca seré.

Su mirada se fue marchitando
como luna menguante
su piel se agrietaba con esmerado descuido
aprendió a no sentir hambre
ni sed
sus sueños fueron devorados por Neptuno
y su sexo se olvidó de ser.

Él decidió que cincuenta años eran cien
que la felicidad fuera un plasma
que el mundo sea un bar marrón
y que funcione su tren
con escocés.

Los cantos de sirena le llegaban
desde suburbios de lo vital
Y así
se quedó esperando en su andén
llamando a la tierra

Para nacer.

Los enemigos del rubor

Magdalena vivía con Peter Pan, con Gaspar
con Melchor y Baltasar…
con películas que nunca terminan mal.
Y a veces, esperando al ratón
que traía monedas.
a cambio de días por pasar.

Un día se reveló.
La fantasía fue cómplice y la locura su aliada.
Sus pechos brotaron
y la piel sublevada
le dijo que estaba bien
a veces,
sentir rubor.

Eso duró lo que dura
una tertulia insolente y veraz
en Madrid. Café Gijón.
Y volvió a su mundo de cartón,
el orden volvió a gobernar.
Tánatos venció a Eros,
La Seguridad la abrazó
sin pasión y sin calor.

Era un precio que a veces
hay que pagar,

Por miedo a sentir amor.




.

martes, 11 de enero de 2011

Las caras ocultas de la felicidad

Sobre atardeceres,
sobre cadáveres
sobre el firmamento
sobre las heces
sobre claveles,
convivimos con la felicidad.

La de joder y ser jodidos,
la de olvidar para sobrevivir
la de los futuros sin presentes
la del presente sin futuros.
La del redil.

Pero también, la de esos momentos,
pocos, tan pocos...
que supimos construir

Esa felicidad de febreros
que hemos pintado de abril.

Dignamente


Aprende a recibir con dignidad.
Que tu entrega sea tan pura
que el beneficiario obtenga
lo que tu das,
más dignidad.


Prepárate para la pérdida de todo aquello
que puedes perder.
Y piérdelo, (si sucede)
con dignidad.

Huye de los estereotipos morales.
Es la forma en que los idiotas
hablan de dignidad.
No olvides que en realidad
hay que ser digno
de si mismo.

En paz, en soledad.




martes, 4 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos. Yo pido....

Dos primaveras seguidas.
Elixir para ver todo
sin magia
sin vida,
y otro frasco para recordar
con detalles
cierta noche en París.

Pastillas para no pensar
ni en agosto
ni en verano
ni en París
ni en Madrid.
Un gol del Bambino Veira.

Y pastillas para dormir
sin pensar en ella.




domingo, 19 de diciembre de 2010

La Navidad y los siete pecados capitales

Aunque ya hace tiempo que no hago sonetos, voy a resucitar a este que ya tiene siete años. Y es que, quienes me conocen saben que tengo una visión del mundo bastante poco optimista. Esa escasez de optimismo no la practico, sin embargo, en mi vida diaria intentando ser cada día mejor persona (la única manera posible de cambiar el mundo es mejorar a cada persona).




Pecarás de soberbia en Navidades,
te endeudarás comprando con tarjeta.
La avaricia será tu otra faceta,
por envidia de mil banalidades.

La lujuria impondrá sus voluntades,
(y mirarás las tetas de tu prima).
Y la ira también se echará encima
discutiendo en la cena vaguedades.

Tu pecarás de gula en tus festines
comiendo hasta sacar tus almorranas
llevando a la pereza hasta sus fines.

Con estas predicciones cartesianas...
¿De verdad a Jesús somos afines?
¿Porqué coño estas fiestas son cristianas?

viernes, 26 de noviembre de 2010

La sonrisa de Ana

A medida que sus labios se iluminan
nace una galaxia.
El universo se expande.
Sus ojos se comprimen
se incriminan
en una empatía criminal
intrigante,
disparando al firmamento,
balas perdidas
de fuegos de artificio
(con agravantes).
La sonrisa de Ana es intemporal.
En su mágica eclosión
se borda en días todo el presente
(ese maleante);
el futuro se declara
por fin culpable
vuela rasante,
y el pasado
deja en sus labios
algunas grietas
de tiempos ciegos
y domingos huecos
(aunque arrogantes).

La sonrisa de Ana
no tiene luces
pero cuando sus labios se encienden
y sus ojos prenden
ya nada vuelve a ser,

tal como antes.

sábado, 9 de octubre de 2010

Mi gato Legui en las ondas...

El locutor Carlos Rodriguez (Onda Cero) grabó y recitó el "Primer soneto a mi gato Legui" en su programa "Como el perro y el gato".
El poema formará parte de su próximo libro "Historias de gatos".
Legui está muy contento, ya es un "gato de cuento"...

La mentira como expiación

Aprendí a beber
la baba de caracoles,
aprendí a volar
por sólidos cielos grises.
Aprendí a sonreírle
a cretinos y acreedores.
De la escuela de mis días
(casualmente)
me gradué de miserable,
guardando mis tesoros
en amalgamas, alquimias
(que no ha disfrutado nadie)
para después de mi muerte
cerrando las albadillas.

Necesito que me mientan.

No me digan,
por favor…
que no va a haber otra vida.





viernes, 8 de octubre de 2010

El refugio de las letras perdidas

Seguramente me sentiría más satisfecho si no escuchara como un eco a las últimas palabras que pronuncié, si mi propia sombra no siguiese pegada a mis pies, si el dueño de la voz de mi conciencia se mantuviera apartado de mi alma, si mi estúpido doble en el espejo no me mostrara las cicatrices de lo vivido. Seguramente estaría más satisfecho si me despegara un poco del personaje que he construido toda mi vida.
Pero debo subrayar que si eso fuera posible, estas pobres palabras trasnochadas, jamás se habrían podido refugiar en una hoja de papel, vestidas de Times Roman.

martes, 5 de octubre de 2010

All my Loving (Lennon & MaCartney)

El Comercial de Ramos Mejía era un Instituto Público con especialidad en formación contable. Era un antiguo edificio con granes aulas y profesores muy prestigiosos. Pero tanto la solera del colegio como el prestigio de los profesores me transmitían una enorme pesadez, que solo se interrumpía ante las letras de ELLA.

Lo pupitres de madera llevaban los rastros de mil maldiciones, otro tanto de dibujos de penes y vaginas, y uno que otro corazón encerrando los nombres de supuestos enamorados. Todo ello escrito con navajas, tinta o lo que fuera menester.
Por la mañana eran ocupados por varones. Por la tarde, por chicas.
Yo solía fantasear pensando como sería la niña que se sentaba en mi mesa. Hasta me parecía sentir un leve perfume cuando llegaba por la mañana. El perfume de ELLA.
Quizás, quienes me conocen lo puedan poner en duda, pero yo he sido un adolescente tímido. Con aquellos insolentes quince años, era imposible lograr un acercamiento medianamente digno a una chica. Un poco por esa razón, y otro poco por una cierta facilidad hacia la escritura, se me ocurrió la extraña idea de comunicarme con ELLA, a través de lo único que teníamos en común: el pupitre.
En un papel cuadriculado arrancado de una pequeña libreta, escribí: “Yo me llamo Miguel. Tengo 15 años y me gustaría saber quien sos”. Le di muchos dobleces y lo dejé bajo el hierro que sostiene la mesa haciéndola abatible.
No me di cuenta que era viernes. Y entonces tuve que pasar un fin de semana tormentoso pensando:

¿ Y si alguien de la limpieza lo tiró? … no…para lo poco que limpian…noooo…

¿Lo habrá visto?...quizás le pareció mal….bueno (pensaba) total, no la voy a ver…

Y así, evocando el perfume que me empeñaba en sentir, imaginando su cara y su cuerpo, pasó un largo fin de semana lleno de miedos y signos de interrogación.

El lunes entre corriendo y revisé visualmente el pupitre. No había nada…bueno, a simple vista. Levanté la tabla y un mágico papelito mucho mejor doblado que el mío y sabiamente acomodado, parecía brillar en el hierro del pupitre. Lo abrí discretamente:

“Me llamo Magdalena, tengo 15 años y soy de géminis. Vos de que signo sos?”

Esas simples letras hicieron galopar a mi corazón, al mismo tiempo que mis revoltosas hormonas intentaban dibujarla en mi mente. Ya nunca sería el mismo después de esas letras.
Así pues, comenzó una intensa y emotiva conversación con una chica desconocida, en algo que se podría comparar como “un Chat, a la antigua”.
Yo tenía facilidad para escribir, por lo que no me costó mucho “enamorarla” mediante un cortejo epistolar elegante e ingenioso. ELLA, no era muy suelta para escribir, pero tenía una letra hermosa. Además, yo había decidido que toda ELLA era hermosa.

Tres meses duró el diario intercambio. Ya sabía que era de pelo castaño claro, ojos verdes, y lo más importante de todo: ambos habíamos adoptado la misma canción de ese LP de Los Beatles…(All my loving) y no dejaba de pensar en ELLA mientras susurraba mentalmente:

All my loving I will send to you.
All my loving, darling I'll be true.

Un día, me di cuenta que era hora de conocerla. Y es que ELLA me había dejado su carta diaria con un beso marcado con lápiz de labios de su madre.

Nos citamos en la esquina del Bar Tolo (ingenioso nombre para un bar que regenteaba un gallego de nombre Bartolomé). Tenía 24 horas para preparar mi encuentro.

Revisé cuidadosamente las posibles estrategias para el encuentro:

Plan A) La miraría directamente a los ojos diciéndole: ¡ Preciosa…estás preciosa….! mientas la tomaba de la mano para ir al café.

Plan B) Sonreiría al verla, esperando ver su cara de aprobación, y al verla, pondría la mano en sus hombros y diría: “¿Sabés como soñé con este momento?...y cogidos de la mano iríamos al Bar Tolo.

Plan C) Le daría un beso en la mejilla, teniendo especial atención en su predisposición para acercar los labios, de manera que, si ella lo sugería, la besaría en toda su boca. Luego, iríamos al Bar Tolo.

En fin, tenía todo tipo de planes y estrategias, teniendo en cuenta mi especial torpeza para ligar, y el fantasma del miedo que todo tímido lleva encima. Estaba todo perfectamente planificado.

Con el asesoramiento del tano Garibotti (un experto galán del instituto) decidí ir a la cita con un pantalón blanco, un polo de Lacoste rojo(con el cocodrilo pegado, claro) y un jersey fino color amarillo sobre los hombros con las mangas anudadas por delante. La colonia Old Spice me la proporcionó también el tano Garibotti. Estrenaba unos mocasines muy de moda llamados “Cheyenne”, basados en el éxito de una serie norteamericana (Cheyenne Body) sin medias, pues las medias estaban consideradas cosas de viejos.

Y por fin llegó el día.

Ella, como las novias en una boda, llegó más tarde.

La vi. acercarse como quien ve a la felicidad materializada en una hermosa muchacha de quince años.

Su pelo castaño acariciaba sus hombros en un ballet de ondas brillantes. Sus ojos eran tan verdes como cualquier primavera querría para si, y un reflejo en su mirada me sugería energía, vida y ternura. Tenía un cuello largo y fino, ese tipo de cuello que tan bien describía Horacio Quiroga en uno de sus cuentos.
Un jersey fucsia, lo suficientemente ajustado sugería unos senos firmes, y suaves Por un momento los acaricié con la magia de mi mente adolescente.. La falda tableada terminaba en unos muslos firmes y blancos. Suaves y sugestivos.

Toda ella era lo que yo había percibido en mis mañanas de incansable imaginación.

Luego de esa imagen que nunca olvidaré, llegó el momento de hablar.

-Hola (me dijo con una sonrisa que me hizo babear)

- Hola – le contesté con mi voz hecha casi un silbato por la emoción.

Me di cuenta que tenía que poner en marcha uno de mis planes, pero me olvidé de todo. Comenzaron a pasar unos segundos que para mi dignidad herida se iban haciendo siglos. Enmudecí. No me salía una sola palabra…

Y así, en esa incómoda situación, me di cuenta que era yo el que tenía que hablar, y no teniendo ninguno de mis planes a mano, le dije las palabras más estúpidas que podía haber pensado si hubiera estudiado lo suficiente:

- ¿Sabés una cosa?.....tenés una letra muy linda…

Magdalena me miró como si yo fuera un alienígena. Bajó la cabeza, sonrió y se quedó como esperando más…

Yo seguía mudo. Anulado. Abochornado. Cada vez más derrotado.
Finalmente ella quebró el silencio:

- Perdonáme, es que quedé para estudiar con una amiga.

- Bueno (le dije resignado). Mañana te escribo….

No recuerdo lo que le escribí. Solo recuerdo lo que ella me contestó:

“Miguel sos muy lindo. Escribís muy bien, pero no puedo entender porqué razón sos tan pelotudo. Perdonáme, me cambio de pupitre.”

Fe entonces cuando decidí adquirir un libro de autoayuda para superar la timidez. Después de muchos años, al escuchar la palabra “pelotudo”, todavía me daba vuelta como si invocaran mi nombre.

______________________________________________

Para finalizar este relato, cuelgo un video de un egresado de ese colegio, el Lasalle, o Nacional de Comercio de Ramos Mejía (conocido como "el Comercial de Ramos).
Acabo de descubrir una web de ex alumnos. Bueno...un poco de nostalgia...



jueves, 30 de septiembre de 2010

Pegando los trozos de La Verdad


Fue hace muchos años.

No había aún muertos
y nadie se creia inmortal,
no había medicos
ni enfermos
ni siquiera enfermedad.
No había amos
ni patronos.
pero alguien vio su cara
reflejada en agua.
A partir de ese dia
reinó La Vanidad.
A partir de ese día
cada criatura se quedó con un trozo
de la palabra Verdad,
y unos pocos,
aprendieron a reconstruir
la palabra rota,
por amor
a los demás.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Cuando la tormenta me pilla descalzo

La esperanza es un velero que se aleja,
de ella, fui un polizón
navegando mares de abrazos
océanos de presente,
y alguna tormenta
que nos pilló
descalzos.
Detrás del horizonte
(me dijo Poseidón)
se acaba el mundo.
Nuestro mundo
de cartón mojado.
En el horizonte de mi mundo
la esperanza,
ya es casi un punto blanco.
O quizás quiera verlo
negándome
a que ya no la veré
ni un segundo.

Mi tormenta, también
hoy
me pilló, descalzo.

martes, 31 de agosto de 2010

Entre robles y castaños

El otoño entró por la ventana del bosque.
Lo escuché suspirar ocres
mientras cubrió las hojas con un paño
de otoño adolescente,
los Ocres y los Pardos gritaron
desde el suelo
y pude ver al roble
almacenar cien tonos de verde
para otro año.

La paz de la sombra que el sol reclamaba para sí
se tendió lenta sobre mi cuerpo
ya anaranjado.
Y murió el día,
la sombra inundó todo;
el musgo, ese ermitaño
hizo que sonría su humedad.
Me dejé ahogar
en un sueño color ocre;
entre robles
y castaños...

dejando entrar a un otoño
muy temprano.