lunes, 3 de mayo de 2010

Traspasando las fronteras del alma (con permiso oficial)

I

Cavidad de horizonte infinito
Iluminada por luciérnagas sin patria
con olor a incienso barato.
Miles de molinetes de papel glasé
llueven desde un cielo blanco azulado
junto con alijos
de pensamientos sensatos.
Y una caja de recuerdos con su vientre,
congelado.

II

Desfilan ante mi, muy arrogantes:
Peter Pan y Campanilla
Lennon, Mozart y Chejov
Baldomero Fernández Moreno
y un  Hitler en miniatura,
pero firme, en un estante.
El Che me juzga al mirarme.
Y hay un predicador. Dice llamarse Jesús.
y tiene el pelo muy negro.
Y mi lado femenino:
Marilyn, pero más puta.
Y una caja de recuerdos
con el brillo de sus ojos.
Mirada abstrusa.

III

Desfile de mis errores:
Arrogancia juvenil. La mirada de Videla.
me recuerda los horrores.
Seguridad de ocasión. Carrera de ejecutivo.
Ropa fina y mi soberbia
de copetín en La Biela.
me condena a mil castigos.
Mil años de madurez.
Obligada vida austera.
Y en un rincón de la cueva,
una caja de recuerdos con sus manos,
envueltas en papel brillo.

IV

Y se acaba la visita.
Regreso a la puerta de entrada
tallada en mil utopías
y ese viejo medieval, acomoda su armadura,
y me mira compasivo.
Me regala,
(testimonio de ese día)
recortes de su bigote,
(constancias de mi locura)
Y de que él,  sigue vivo.
Nos cogemos de la mano.
Me regala un buen detalle:
Una caja de madera, con todos los besos de ella.
Me despido del anciano:

Ha sido usted muy amable,
no se aleje de esta puerta…
querido señor Quijote.

1 comentario:

Stella dijo...

Un gusto leer estos versos que conmueven desde su íntima alquimia. La mirada a la historia que invariablemente siempre hacemos de la mano de nuestros propios quijotes...

un abrazo

Stella