lunes, 17 de agosto de 2009

Café Le Barouder

Montmartre fue testigo
de confesiones.
Café Le Barouder, madera y sueños.
Historias de dos vidas,
trenes perdidos..
y décadas ardiendo
en esos leños.

Montmartre absorbió todas
las emociones.
Café Le Barouder, templo de Eros.
Nuestras manos perdidas
entre las ropas
y los leños ardiendo
por el deseo.

Montmartre y sus aliados,
los acordeones.
Café Le Barouder, siempre discreto.
Su cuarto color ocre
del primer piso,
nos dio…
la noche más mojada;
de un París seco…

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