
con Melchor y Baltasar…
con películas que nunca terminan mal.
Y a veces, esperando al ratón
que traía monedas.
a cambio de días por pasar.
Un día se reveló.
La fantasía fue cómplice y la locura su aliada.
Sus pechos brotaron
y la piel sublevada
le dijo que estaba bien
a veces,
sentir rubor.
Eso duró lo que dura
una tertulia insolente y veraz
en Madrid. Café Gijón.
Y volvió a su mundo de cartón,
el orden volvió a gobernar.
Tánatos venció a Eros,
La Seguridad la abrazó
sin pasión y sin calor.
Era un precio que a veces
hay que pagar,
Por miedo a sentir amor.
.
1 comentario:
muy cierto muchos temen sentir amor, tal vez porque duela tal vez porque no dura tal vez porque prefieren que los amen a amar. Es en definitiva una decisión totalmente personal que cada uno asume según su criterio y forma de ver la vida. un gusto
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