domingo, 5 de septiembre de 2010

Cuando la tormenta me pilla descalzo

La esperanza es un velero que se aleja,
de ella, fui un polizón
navegando mares de abrazos
océanos de presente,
y alguna tormenta
que nos pilló
descalzos.
Detrás del horizonte
(me dijo Poseidón)
se acaba el mundo.
Nuestro mundo
de cartón mojado.
En el horizonte de mi mundo
la esperanza,
ya es casi un punto blanco.
O quizás quiera verlo
negándome
a que ya no la veré
ni un segundo.

Mi tormenta, también
hoy
me pilló, descalzo.

2 comentarios:

María Susana Dall Occhio Pais dijo...

muchas veces la tormenta pilla descalzo a lo seres humanos, pero si estos ¡logran sortear las aguas profundas todo pasa. ¡muy buen poema!

HOMBRE SABIO dijo...

Marco Antonio confiesa:
Llevo una lata de pintura verde colgando de mi cuello para esas ocasiones cuando la esperanza se descascara por las esquinas. No se puede ir diambulando por ahí, sabiendo que la Señora no cumple con sus obligaciones y entonces nos pilla la tormenta irremediablemente descalzos.